Aisne, 20 de octubre de 1917

Querido hermano

Espero que esta carta llegue sin novedad, desde la última vez que te escribí no he hecho más que descansar debido a la debilidad que me dejó el tifus, gracias a los cuidados que recibí y a la alimentación indicada, ya me siento mejor.

En el sector de Aisne y en el distrito de Champaña se han desarrollado fuertes enfrentamientos, hace cuatro días recibimos la triste noticia de la muerte de un buen amigo y un buen soldado a la vez, noticia que nos afectó a todos quienes formamos el batallón de ingenieros de avanzada. El soldado muerto se llamaba Rivelle, francés. Nos contaron que cayó en una escaramuza en la Champagna. Te cuento esto porque él nos ayudó muchísimo en un sinnúmero de circunstancias adversas en nuestro trabajo. Siempre estaba al tanto de nuestras necesidades. Lástima, fue un gran hombre para nosotros, pero un número insignificante en esta guerra.

Todo nuestro grupo estuvimos en los campos de la Champagna, realizando mediciones y verificando la construcción de un puente para el cruce de tropas de combate, ha llovido torrencialmente y es difícil caminar en medio del fango.

Entramos a un pueblo rescatado por tropas francesas, todavía había cadáveres de valientes soldados caídos en su lugar de combate. Que pena.

Hemos visto soldados alemanes prisioneros que son llevados a los campos de combatientes enemigos que están algunas millas atrás, cada vez son más, según me indican, son los propios alemanes que desertan y se entregan a las tropas aliadas. Ya están hartos de combatir y ven una posibilidad de sobrevivir rindiéndose. Si así pensaran todos, la guerra acabaría pronto.

César, he estado en un campamento de prisioneros alemanes, son cientos de ellos, a pesar de su situación, están contentos, pues lo más importante, según me contaban ellos, van a vivir y regresar algún día a sus hogares. Se sienten con suerte, tienen comida suficiente y sus heridos son atendidos por soldados británicos.

Avanzando por un camino, cerca del frente, otra vez ese olor dulzón nos indicaba que estábamos en el campo de la muerte, cuerpos insepultos se descomponen por todos lados y de todas las nacionalidades. Siento que poco a poco esto me enferma, ¿te acuerdas cuando de jóvenes te decía que iba a ser doctor? Pues con esto no hubiera aguantado, no tengo madera de médico, acá ellos sólo están rodeados de heridos y muertos y sus uniformes también están continuamente bañados en sangre, y todos tienen ese típico olor de muerte, igual a esos campos que visitamos en nuestras misiones de reconocimiento.

Hace dos días presenciamos un regimiento de los famosos tanques, inmensas moles de acero que son la nueva máquina de guerra que apareció hace poco. Como monstruos avanzan arrasando alambradas, trincheras, despedazando y sepultando todo lo que encuentre a su paso. Aquí te envío una fotografía de uno de ellos.

Conversando con prisioneros alemanes, me contaban que es tal el terror que estos tanques causan en las trincheras que cuando ven a uno de ellos, abandonan sus puestos y corren despavoridos, por lo que muchos son muertos por los disparos de ametralladores que desde adentro de esas máquinas realizan. Ellos mismos confiesan que si se produjera un ataque con miles de estos aparatos, llegarían rápidamente a Berlín y Alemania se rendiría rápidamente.

Ayer estuvimos observando un ataque lejano contra terreno defendido por alemanes, las explosiones y disparos se escuchaban a lo lejos y el humo mostraba la intensidad de la batalla, hasta se oías los gritos en la lejanía de los soldados, quizás eran de rabia o de dolor.

Todos me preguntan que cuándo vendrán las tropas norteamericanas a apoyar en la lucha, y por que nosotros somos los únicos que ven por acá. Pero no nos es permitido hablar sobre ese tema, sin embargo también nos hacemos la misma pregunta.

Sabemos que se está preparando algo grande, que la entrada de Estados Unidos cambiará el camino de esta guerra, pero ni nosotros sabemos cuando ocurrirá. Nuestro oficial encargado, nos informa que el general Pershing ha tenido fuertes enfrentamientos con oficiales ingleses y franceses al respecto. Pero el general, promete que pronto vendrán refuerzos, pues se están realizando preparativos para traer un gran ejército a Europa.

En fin, hermano, seguiremos aquí hasta que nos releven, pues me informaron que saldré con permiso a fin de este año y estoy pensando viajar también al Ecuador, ya que hace años que no nos vemos. Ese es mi anhelo en estos momentos.

Saluda a todos con cariño

Enrique

Aisne, 20 de octubre de 1917

Querido hermano

Espero que esta carta llegue sin novedad, desde la última vez que te escribí no he hecho más que descansar debido a la debilidad que me dejó el tifus, gracias a los cuidados que recibí y a la alimentación indicada, ya me siento mejor.

En el sector de Aisne y en el distrito de Champaña se han desarrollado fuertes enfrentamientos, hace cuatro días recibimos la triste noticia de la muerte de un buen amigo y un buen soldado a la vez, noticia que nos afectó a todos quienes formamos el batallón de ingenieros de avanzada. El soldado muerto se llamaba Rivelle, francés. Nos contaron que cayó en una escaramuza en la Champagna. Te cuento esto porque él nos ayudó muchísimo en un sinnúmero de circunstancias adversas en nuestro trabajo. Siempre estaba al tanto de nuestras necesidades. Lástima, fue un gran hombre para nosotros, pero un número insignificante en esta guerra.

Todo nuestro grupo estuvimos en los campos de la Champagna, realizando mediciones y verificando la construcción de un puente para el cruce de tropas de combate, ha llovido torrencialmente y es difícil caminar en medio del fango.

Entramos a un pueblo rescatado por tropas francesas, todavía había cadáveres de valientes soldados caídos en su lugar de combate. Que pena.

Hemos visto soldados alemanes prisioneros que son llevados a los campos de combatientes enemigos que están algunas millas atrás, cada vez son más, según me indican, son los propios alemanes que desertan y se entregan a las tropas aliadas. Ya están hartos de combatir y ven una posibilidad de sobrevivir rindiéndose. Si así pensaran todos, la guerra acabaría pronto.

César, he estado en un campamento de prisioneros alemanes, son cientos de ellos, a pesar de su situación, están contentos, pues lo más importante, según me contaban ellos, van a vivir y regresar algún día a sus hogares. Se sienten con suerte, tienen comida suficiente y sus heridos son atendidos por soldados británicos.

Avanzando por un camino, cerca del frente, otra vez ese olor dulzón nos indicaba que estábamos en el campo de la muerte, cuerpos insepultos se descomponen por todos lados y de todas las nacionalidades. Siento que poco a poco esto me enferma, ¿te acuerdas cuando de jóvenes te decía que iba a ser doctor? Pues con esto no hubiera aguantado, no tengo madera de médico, acá ellos sólo están rodeados de heridos y muertos y sus uniformes también están continuamente bañados en sangre, y todos tienen ese típico olor de muerte, igual a esos campos que visitamos en nuestras misiones de reconocimiento.

Hace dos días presenciamos un regimiento de los famosos tanques, inmensas moles de acero que son la nueva máquina de guerra que apareció hace poco. Como monstruos avanzan arrasando alambradas, trincheras, despedazando y sepultando todo lo que encuentre a su paso. Aquí te envío una fotografía de uno de ellos.

Conversando con prisioneros alemanes, me contaban que es tal el terror que estos tanques causan en las trincheras que cuando ven a uno de ellos, abandonan sus puestos y corren despavoridos, por lo que muchos son muertos por los disparos de ametralladores que desde adentro de esas máquinas realizan. Ellos mismos confiesan que si se produjera un ataque con miles de estos aparatos, llegarían rápidamente a Berlín y Alemania se rendiría rápidamente.

Ayer estuvimos observando un ataque lejano contra terreno defendido por alemanes, las explosiones y disparos se escuchaban a lo lejos y el humo mostraba la intensidad de la batalla, hasta se oías los gritos en la lejanía de los soldados, quizás eran de rabia o de dolor.

Todos me preguntan que cuándo vendrán las tropas norteamericanas a apoyar en la lucha, y por que nosotros somos los únicos que ven por acá. Pero no nos es permitido hablar sobre ese tema, sin embargo también nos hacemos la misma pregunta.

Sabemos que se está preparando algo grande, que la entrada de Estados Unidos cambiará el camino de esta guerra, pero ni nosotros sabemos cuando ocurrirá. Nuestro oficial encargado, nos informa que el general Pershing ha tenido fuertes enfrentamientos con oficiales ingleses y franceses al respecto. Pero el general, promete que pronto vendrán refuerzos, pues se están realizando preparativos para traer un gran ejército a Europa.

En fin, hermano, seguiremos aquí hasta que nos releven, pues me informaron que saldré con permiso a fin de este año y estoy pensando viajar también al Ecuador, ya que hace años que no nos vemos. Ese es mi anhelo en estos momentos.

Saluda a todos con cariño

Enrique