Llegan los americanos


Llegan los americanos


Carta nº 17










Cesar

El día nos embarcamos en el tren para ir un puerto llamado Bolonia, de la costa francesa a donde llegarán los norteamericanos con el general Pershing, el viaje lejos de ser placentero, parecía ser el recorrido de una pesadilla. Hermano, solo se veían ruinas y largas columnas de soldados de distintas nacionalidades dirigiéndose a diferentes puntos en los cuales se desarrolla alguna batalla.

En diferentes sitios del camino, muchos soldados nos saludaban, en una parada nos encontramos con unos soldados españoles, los reconocí por su acento estruendoso, es curiosa esta gente, pareciera como si se prepararan para ir a un picnic, se reían, gritaban y hasta bailaban. Un francés que nos acompañaba, nos relataba que son famosos en el combate, que cuando luchan aúllan como fieras provocando el terror en el enemigo, según él, por eso los franceses les llaman las hienas de las trincheras. Incluso, me contaba, muchos franceses e ingleses evitan tenerlos como compañeros de lucha, por que son tan arrojados que hacen quedar mal a los demás, ya que ellos, siempre están entre los primeros, el francés se reía, y exclamaba, si no quieres ser considerado un cobarde o miedoso, aléjate de un español. Después como en tono de tristeza comentó, lástima que son muy pocos y no duran mucho.


En fin, después de paradas y continuadas, llegamos a nuestro destino, los norteamericanos ya hace horas que habían llegado a tierra la mayoría, aunque muchos todavía esperaban la orden de desembarcar. Cargando una especie de mochila, me apresuré junto con mis compañeros a llegar lo mas pronto al puerto. Al fin conocí al General Pershing, estaba conversando con algunas personalidades y curiosos de la zona, posee un carácter fuerte y decidido, nos presentamos y cada uno de nosotros le estrechamos las manos. Me da la impresión que pronto acabará la guerra, se respira un aire de triunfo por todos lados.


Cuando llegaron, los transportes iban escoltados por buques de guerra que les precedían, con objeto de evitar un ataque de los submarinos alemanes. A pesar de que el convoy era inmenso, llegó sin novedad a su destino. Por eso, decían los curiosos, que si no les pasó nada en el camino, era porque Dios les daría la victoria. Por eso era la alegría.


Hermano, cuando llegaron los buques, primero las autoridades subieron a ellos para darles la bienvenida y luego los norteamericanos empezaron a desembarcar. Ellos llegaron como a las ocho de la mañana. Había una gran multitud que contemplaba y vitoreaba a los nuevos soldados. Lo emocionante fue cuando, de pronto todos los soldados a una orden, hicieron el saludo militar al pueblo francés, todos gritaban y lanzaban hurras. Lo único que no concordaba con la escena era que habían algunos alemanes prisioneros que los tenían recogiendo equipajes, en sus ojos había algo como espanto.


El general Pershing y sus oficiales se embarcaron en distintos vehículos y se dirigieron al campamento destinado para todo el ejército. Los soldados marchan, intentan seguir el paso, pero no pueden porque todos los abrazan y saludan. Son jóvenes altos, muchos parecen niños, los sombreros de alas anchas casi les cubren el rostro. Mañana estos soldados desfilarán por las calles de la ciudad.


Estuve admirando el nuevo tipo de rifle que llevan, desde que llegué de Estados Unidos no lo había visto, es el modelo Springfield, con cargador de cinco cartuchos de bala cónica, es un arma ligero y fácil de maniobrar.


La bayoneta es fuerte, maciza, y un cuchillo de doble corte, acá los soldados franceses e ingleses, incluso los enemigos, le sacan filo a sus armas por amos lados, los americanos se ahorran ese trabajo. El campamento ha sido organizado por lo franceses y el general Pershing, después me enteré, honró a los ingenieros encargados de esa labor, esos son momentos que alientan a uno, no combatimos pero los ingenieros militares somos una parte importante en medio de esta guerra.
Te contaba, que el campamento tiene una extensión de 50 hectáreas, posee canalizaciones de más de 3 kilómetros de longitud. Se ha construido una cloaca de 9 kilómetros y además el campamento está equipado con instalaciones eléctricas y teléfono.


Mañana serán los desfiles y luego habrá una cena en homenaje al general Pershing y después tenemos una reunión junto a varios oficiales, ya que tenemos que entregar nuestros informes y detallar todo cuanto hemos observado.


Hermano, te seguiré escribiendo.



Enrique





Postal con la imagen del general Pershing




Acotaciones.-

Cuando empezaron los Estados Unidos a involucrarse en la Primera Guerra Mundial, Presidente Woodrow Wilson contempló movilizar un ejército para participar en la lucha. Se consideraba para el comando supremo de tal fuerza a Frederick Funston, el jefe de Pershing en México cuando este, de repente, murió de un infarto cardíaco en el 19 de febrero de 1917. Después de una breve entrevista, Wilson entregó el mando supremo de la Fuerza Expedicionaria Americana (AEF) a Pershing, un puesto que Pershing guardó hasta 1918. Pershing fue ascendido desde General de División a General pleno, el primero oficial estadounidense a tener este rango después de Philip Sheridan en 1888, y fue el responsable de la organización, ejercicios, y suministros de una fuerza, hecha de una combinación de soldados profesionales y reclutas obligatorias del Ejército y la Guardia Nacional, que al fin y al cabo alcanzó un tamaño de más de dos millones.

Pershing tenía pleno control del AEF, con la autoridad completa recibida de Wilson y del Secretario de la Guerra Newton Baker, quien sabía los problemas sin fin que resultarían del involucramiento político de líderes domésticos y aliados en las decisiones militares en los tiempos de guerra. Por su parte, Pershing usó la autoridad con cuidado, no involucrándose con asuntos que podrían desviar o disminuir su mando. Aunque era antes un defensor del soldado negro estadounidense, no demandó la participación ilimitada de tales soldados en el campo de la batalla, por causa de las actitudes de estadounidenses blancos en general, y además las creencias reaccionarias sobre la raza que tenían Wilson y sus aliados Democráticos sureños.

George C. Marshall sirvió entre los ayudantes más altos de Pershing durante la guerra y después. El negociante James Harbord fue el primero jefe de estado de Pershing; Harbord más tarde recibió un mando de combate, pero trabajó como el ayudante más íntimo de Pershing por varios años, y le quedó lealísimo.

Después de salir en secreto de Fort Jay en el puerto de Nueva York en el mayo de 1917, Pershing llegó a Francia en el junio. Para demostrar la presencia norteamericana, un parte del Regimiento 16 de la Infantería pronto marchó por París, deteniéndose a la tumba del marqués de La Fayette. A Pershing se le atribuye la famosa frase, "Lafayette, we are here" ("La Fayette, aquí estamos.") Esta frase animadora fue pronunciada por su ayudante Coronel Charles E. Stanton. Fuerzas estadounidenses fueron desplegados en Francia durante el otoño de 1917.


Rehusó poner los soldados estadounidenses bajo el comando de los generales franceses y británicos, insistiendo que los estadounidenses lucharan por su propia cuenta. Por eso Pershing evitó pérdidas de soldados estadounidenses la ofensiva de Robert Nivelle, pero tampoco pudieron las fuerzas estadounidenses estar listas a pelear en primera línea hasta 1918.


Bajo el mando de Pershing, soldados estadounidenses ayudaron en 1918 a resistir los ataques poderosos de mayo de 1918, contra tropas alemanes liberadas del teatro ruso. La AEF bajo Pershing continuó a ataques exitosos en el Bosque Belleau, el Bosque Argonne, y Amiens, tomando un parte importante en la derrota última de Alemania Imperial.







Listos para bajar de los buques


El desembarco de los soldados americanos


El resto de las tropas en los buques en los cuales llegaron


¡Bienvenido General!


En el momento de ingresar a las oficinas de la alcaldía


El general Pershing


Dos grandes líderes de la Gran Guerra, el general Foch y el general Pershing


El general Pershing, Comandante en Jefe de las fuerzas expedicionarias norteamericanas


El general Pershing saludando a la multitud que se congregó para rendirle homenaje y bienvenida


Las tropas norteamericanas desembarcadas en un puerto de Francia, dirigiéndose a la estacion para tomar el tren que las conducirá a París.




HECHOS CULMINANTES


25 de Junio. -
Conferencian largamente el alto comisario de las Potencias en Grecia y el señor Zaimis, primer ministro griego. Se prepara la vuelta de Venizelos al poder. Los italianos se apoderan de varios pueblos en Epiro. Los rusos atacan entre el Stripa y el Dniester a sus contrarios, obteniendo éxitos parciales.

26 de Junio. -
Los italianos pelean contra los austriacos en la, meseta de Asiago.
A orillas del Souchez avanzan las tropas inglesas y también al norte de Croisilles.

27 de Junio. -
En la región de Lens los alemanes son rechazados más allá de sus líneas. Después de empeñada batalla, los ingleses se instalan en las obras de sus contrarios.
Los rusos atacan a los austro-alemanes a lo largo del ferrocarril Lemberg-Tarnopot.

28 de Junio-
Celebran una larga entrevista el señor Zaimis y el señor Venizelos.
Los austriacos acometen a sus contrarios en Col di Agnella

29 de Junio. - El rey Alejandro acepta la dimisión del primer ministro, señor Zaimis, y nombra, para sustituirle al señor Venizelos. Desembarcan en un puerto francés las primeras tropas norteamericanas. Los ingleses avanzan hacia la ciudad de Lens. Los alemanes la defienden con energía.

30 de Junio. -
Los alemanes penetran en algunas trincheras francesas en la región del Mosa después de repetidos ataques.
Venizelos declara rotas las relaciones diplomáticas de Grecia con los Imperios centrales y sus aliados.

1. de Julio. - Los rusos se apoderan de un desfiladero defendido por los turcos en Armenia. Cogen más de 700 prisioneros.



0 Responses

Publicar un comentario

abcs